Pasión nazarena

Pedro Trigueros Mimbrera

Capataz de la Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno

En estos dos años tan distintos, mientras atravesamos una pandemia, nos toca vivir de nuevo la semana grande desde nuestros hogares. Hace un año que llegó este desastre de virus, y que siempre recordaremos porque nunca imaginábamos que nos fuese a quitar tanto y que iba a durar tanto,.. Nos ha quitado trabajos, momentos, felicidad, y como no, muchas vidas. Yéndonos a nuestro tiempo de Cuaresma, también nos ha quitado ratos de preparativos, ensayos de costaleros, quinarios, triduos, ver las caras de siempre (y otras nuevas) que quizás llevábamos tiempo sin ver. Muchas veces disfrutamos más las vísperas que esa propia semana en sí por el ajetreo que conlleva preparar esos días.

Como cristiano y cofrade, le preguntaría a todas esas personas que comparten esta pasión, qué es lo que sentirían al no ver sus imágenes procesionando por las calles, pero creo que eso ya lo habrán hecho durante todos estos meses. Sinceramente creo que no sería lo idóneo. En una estación de penitencia se ponen 3 factores en juego; el patrimonio de una hermandad, esa imagen artística-religiosa, y lo más importante, los sentimientos de las personas. Es por eso, que creo que esa pregunta no sería la más idónea para tratar con ese tercer factor.

Si que me gustaría preguntarle a todas esas personas qué es lo que sentían cuando veían a sus imágenes en la calle. ¿Qué es lo que sienten al ver Jesús en su entrada en Jerusalén? ¿Y si nos movemos un poco por el casco antiguo, e imaginamos al Padre de nuevo por la Plaza del Pilarejo soñando que es Getsemaní orando en ese huerto? ¿Qué es lo que siente los nazarenos de la Vera-Cruz, al ver como su señor es castigado con azotes de insidia?

En ese momento todos maldecimos ese puñado de monedas por las que fue entregado… Yo tengo lo mío, y le pregunto al pueblo de Mengíbar qué sentían al ver a Jesús Nazareno camino al Gólgota portando la Cruz que tanto nos pesa a veces, y que, gracias a esa joven, que lo espera en cada esquina hasta conseguir limpiarle el rostro, hasta el último llanto de su la Madre, Esperanza de la Trinidad, ¡Ay Esperanza! No sabes cuanta falta nos haces con esa advocación en este momento. También me gustaría, ir por varios barrios de este pueblo, preguntándoles que sentían al ver a Cristo Crucificado. Bueno, mejor no les preguntaría, les invitaría a revivir ese momento… Que imaginen como esa Madre que tiene por nombre su penuria, se abraza a Él.

‘’Ciertamente el cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado’’ {Isaías 53:4}

Ahora, me gustaría que nos fuésemos a la calle por excelencia (diría yo) de la Mengíbar antigua que sigue con sus tradiciones, donde el silencio impera. Qué sentíais al ver a la Madre con ese negro luto, tras ver la mortaja de su hijo en el Santo Sepulcro. Poco se podría pensar que no fuese lo que por sí solas hablan las picas de los judíos invertidas. Creo que en ese viernes tarde, el pueblo se queda con la sensación de que algo les falta dentro. Ahora bien, todos y cada uno, pasamos lo más rápido que podemos al último día, ¡Cristo ha Resucitado! Repique de campanas, cohetes de alegría, que el Niño Dios ha dado la vida por salvar al mundo, y ahora ha resucitado,.. Nuestra patrona no se lo cree aun… No se puede concebir ese día de alegría sin ver a San Juan con su palma, o el tintineo de la campana de la Madre de Sierra Morena.

Todo eso ,mengibareños, no nos lo ha quitado este virus, solamente las estaciones de penitencia de estos dos años, pero todo eso no porque eso ha sucedido en nuestro pueblo, pervive en nuestras casas y memoria, ¡y volveremos a revivir!

Ahora, como miembro de la hermandad de Jesús Nazareno, como capataz de su grupo de costaleros, me gustaría decirles a todos los que confortamos esta gran familia y en especial a esa cuadrilla de valientes costaleros, que aguarden otro poco más, que nunca pierdan esa esperanza en sus vidas, porque el Señor siempre estará con todos. He echado mucho en falta en este tiempo esos preparativos, esos ensayos… Os pido que aguardéis un poco más, sé que hasta el cirineo tiene ganas de salir de nuevo, pero hay que aguardar un poco más, os pido un poco la izquierda atrás, que no queremos lastimar más esos corazones nazarenos en la esquina de ese callejón estrecho. ¡Bueno! ¡Ahora venga de frente valientes! Sigamos con paso contundente con y por nuestra fe, que este tiempo pasado, no haya sido en vano por todos aquellos que siguen luchando, y siempre… Siempre pensando en los que desde ahí arriba lo están mirando. Por supuesto que lo volveremos a ver pasar con su cordón como el péndulo de un reloj…

Mengíbar, como dijo García Reyes (pregonero de la Semana Santa de Sevilla): “Libertad para creer sin complejos, libertad para ser cristianos activos y exhibir nuestra condición sin temor, libertad para defender nuestra fe con tolerancia…”.

¡Que nuestra Semana Santa, ya va a comenzar!