Si hay fe, celebraremos el misterio pascual

Amadeo Rodríguez Magro

Obispo de Jaén

Queridos cofrades:

Me consta que la preocupación sanitaria, que todos estamos viviendo, está afectando a muchos, no sólo en la salud, sino también en sus efectos secundarios, esos que están sembrando la sociedad, no sólo de desconcierto, sino que también está modificando los modos de vida y las actividades de muchos colectivos. Aunque me consta vuestro sentido de responsabilidad y sé que sois muy conscientes de cuál ha de ser, en estos momentos de pandemia, la preocupación más importante de todo cofrade.

También, es evidente que os gustaría celebrar la Cuaresma, la Semana Santa y la Pascua con toda su riqueza y que preferiríais estar preparando del mejor modo posible lo que tenéis encomendado por la Iglesia en estas celebraciones del Año Litúrgico. Este deseo es digno de todo elogio; todos desearíamos que a este ciclo celebrativo de 2021 no le faltara de nada. Por supuesto, desearíais que hubiera culto público a las imágenes que representan los acontecimientos que celebramos y ponerlos al servicio de la fe del pueblo cristiano.
Aceptar que no podemos tener ningún tipo de manifestación pública, no significa indiferencia por parte de nadie, tampoco de quien tiene que tomar decisiones, como es mi caso y el de todas las Juntas de Gobierno.

Todos sabemos que cuanto hacemos en estas celebraciones son experiencias religiosas de gran valor cristiano y eclesial, con tal de que estén siempre unidas a las celebraciones litúrgicas, que son las que le dan sentido a todo cuanto hacen las Hermandades y Cofradías. Todas las celebraciones tienen un vínculo común: celebrar el Misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Por ser esto así, a todo el que tiene que decir, empezando por mí, que este año lamentablemente tampoco podemos realizar ningún culto público, y en especial las procesiones, a causa de la COVID-19, se nos parte el corazón.

El Obispo, por supuesto, no es indiferente cuando tiene que firmar un DECRETO que nos afecta de esta manera. Al contrario, me duele como os duele a vosotros. Sin embargo, también me llena de sano orgullo la responsabilidad y la sensatez con que el mundo cofrade acepta el sacrificio que tiene que hacer. Es vuestra aportación a lucha que todos mantenemos contra la pandemia.

Si hubiera que buscar algo bueno en esto que nos está sucediendo, entre lo mejor, está que cada vez son más, entre vosotros, los que comprenden que nunca, cuando tienen que suspenderse las procesiones y los cultos por cualquier motivo, deja por ese motivo de celebrarse el Misterio que conmemoramos en ese tiempo litúrgico. Todos sabemos, aunque a veces nos traicione el lenguaje, que siempre hay Navidad, siempre Semana Santa, siempre Pascua, y siempre habrá Pentecostés. El Año Litúrgico es la actualización permanente del Misterio de Cristo, y eso siempre sucede. Para las celebraciones de la Iglesia solo se necesitan dos cosas esenciales: que Dios actúe – eso está garantizado – y que nosotros respondamos con fe – eso lo tenemos que garantizar con nuestra confesión del misterio que celebramos -. O sea, que el diálogo entre la gracia de Dios y nuestra respuesta de fe es la esencia de todo cuanto celebramos.

La eficacia de la acción de Dios está siempre garantizada, porque el Misterio Pascual de Jesucristo, corazón de la fe, sucedió de una vez por todas y es eficaz porque Dios nunca decae en su generosidad. Sólo nuestra respuesta de fe y nuestra acogida del misterio tiene que ser actualizada en el tiempo. Cada año tenemos que ir renovando y, si es posible, aumentando, nuestra identificación con Cristo. Como muy bien sabéis, la respuesta de nuestra fe tiene formas y diversos niveles de conciencia y de fervor; no obstante, siempre se sostiene de la misma manera: Dios habla, ama y se acerca y nosotros, abrimos el corazón, le reconocemos, le amamos, lo compartimos con los demás, siendo testigos en nuestra vida de los misterios que celebramos.

Con todo esto lo que quiero decir es que este año de 2021 habrá Cuaresma, habrá Semana Santa, habrá alegría Pascual y celebraremos Pentecostés. La Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo será, un año más, una experiencia que marcará nuestras vidas y fortalecerá nuestra fe. Quizás sucederá con más fuerza en este año, en el que estamos tan especialmente necesitados de encontrarnos con ese Misterio esencial en la vida del cristiano. Será para nosotros una experiencia nueva si nos centramos en lo esencial: en Cuaresma nos preocuparemos especialmente en el cumplimiento pascual por el sacramento de la Penitencia; en Semana Santa participamos todos interiormente y en sus celebraciones en la liturgia de la Iglesia; en Pascua nos alegraremos en Cristo Resucitado y acompañaremos a su Madre ,y la nuestra, en sus muchas fiestas marianas que hay en nuestra diócesis de Jaén.

Hagamos, por tanto, bien lo que deberíamos de hacer siempre: primero participar intensa y fervorosamente en las celebraciones litúrgicas y, en esta ocasión veneremos las imágenes, aunque no podamos mostrarlas en nuestras calles. Las imágenes representan la cercanía de los misterios de la vida encarnada del Señor a las necesidades humanas. Si las imágenes no salen, pongamos cada uno en nuestro corazón lo que tanto amamos, cuidamos veneramos y llevemos, con el testimonio de nuestra vida, lo que cada imagen representa y nos pide que mostremos. Cada imagen es un mensaje. Ya sabéis que el mejor cuidado de una imagen es vivir en gracia, poner fraternidad entre nosotros y servir a los más pobres con la cridad de Cristo.

Si hacemos todo de este modo, al menos yo, no tengo ninguna preocupación de la posible repercusión que la supresión temporal de algunos de nuestros cultos en la Semana Santa o en las fiestas populares pueda tener en el futuro sobre la vida cristiana. Hay quien piensa que decaerá la fe y el sentido religioso; pero eso no sucederá si situamos nuestra fe en lo esencial. Al contrario, cuando ya tengamos la posibilidad de volver a la vida ordinaria en las parroquias, lo haremos con más fuerza, porque se habrá arraigado nuestra fe y también nuestra devoción.

Con mi afecto y cercanía.
Jaén, Semana Santa y Pascua 2021